Cristiano Morsolin
Un estudio de la Plataforma NAT de Bolivia revela que entre el 25 y 33% del aporte que llega a los clanes, proviene de los chicos que trabajan; éstos sienten afecto por su familia, estudian y ahorran. El trabajo infantil se masifica como una espiral. Los NAT son actores sociales importantes, porque generan un aporte económico. “El trabajo es digno, aportamos a la sociedad, por eso, si se prohíbe el trabajo infantil nos afectaría. Hay niños que trabajan en este país, y eso hay que aprender a valorarlo”, enfatizó. De acuerdo con información del Censo de 2001, en la capital cruceña existe una población de 510.431 chicos desde los 7 hasta los 18 años. De esos, 48.000 niños, niñas y adolescentes están insertos en la fuerza laboral.No todos los niños y niñas y adolescentes que trabajan están institucionalizados, una buena parte lo hace por cuenta propia y sin ningún apoyo organizacional. Precisamente ese es uno de los retos, incorporarlos a las instituciones que protegen a este segmento de la población.
Los ingresos que logran los NAT y a qué lo destinan, si bien no son exactos, ya que están sujetos a algunas variables, pero contrariamente a lo que creen los adultos, estos montos están destinados a la sobrevivencia de la familia. También demuestra que se trata de un segmento con un gran potencial, que no está siendo aprovechado, puesto que la mayoría declaró su apego por las matemáticas, entre las materias escolares. “No son los marginados, los excluidos, sino gente con mucho potencial, y eso hay que saber aprovecharlo”, aseguró Rivero. Esto quizás se deba a la familiaridad que tienen con el manejo de las cantidades, debido a la naturaleza de su actividad laboral. El Gobierno de Evo Morales dice que tiene un Plan Nacional de la Niñez y Adolescencia que toca el trabajo infantil. El viceministro de Género y Asuntos Generacionales, del Ministerio de Justicia, Antonio Abal, señala que el diseño forma parte del Plan Nacional de Desarrollo, ejecutado por diferentes carteras de Estado. En lo que concierne a Justicia, promueve cambios en el Código Niño, Niña y Adolescente referidos al trabajo infantil. Señala que en algunos casos, como “colaboración de hijos a padres en labores agrícolas en el área rural y laburo de los lustrabotas en las ciudades deben ser aceptado y reglamentados para darles mejores condiciones”, contrariamente a los principios internacionales, como de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que prohíben el trabajo infantil. Abal argumenta, en el primer caso, que se tratan de formar culturales. “El país es diferente y eso tiene que estar reflejado en los marcos legales”. Sugiere que en vez de prohibir ese tipo de trabajo, se debe reglamentar qué es lo que pueden hacer los menores y establecer que eso no debe perjudicar su educación. En el segundo caso, el Viceministro informó que el 12 de abril se reunió con 160 niños lustrabotas de Santa Cruz para conocer sus inquietudes. Señaló que ellos le pidieron que no se les prohíba esa ocupación con la que se ganan la vida debido a la pobreza, sino que por el contrario se les respete y que las autoridades no los persigan. Así, la sugerencia es legalizar esa actividad para que los menores estén protegidos.
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