El paso de los años y el conocimiento de la problemática consolidaron nuestra propuesta, que se volvió más compleja y que fue generando un modo de hacer y de pensar distintas actividades junto a niños, niñas y sus familias con la meta de lograr la restitución de derechos vulnerados y la promoción de condiciones de dignidad y felicidad para cada niño, niña y su familia.

Existe una sola respuesta acertada para el trabajo infantil?

Como todos los 12 de junio, hoy tenemos una oportunidad para decir: ¡No al Trabajo Infantil!. Este día que fue instaurado por la Organización Internacional del Trabajo, se presenta como una plataforma para destacar la magnitud mundial del flagelo del trabajo infantil y para centrar la atención sobre la necesidad de acciones globales para su eliminación. Cada año se sostiene en un lema, que en el 2008 es: La educación: es la respuesta acertada al trabajo infantil.

A este respecto quisiéramos hacer algunas reflexiones, ya que pareciera que se simplifica el tratamiento de esta problemática si la enfocamos como una situación aislada del contexto en el que se desarrolla. Las causas del trabajo infantil descansan en gran medida, en la situación de pauperización extrema y continua en la que se ven inmersas millones de familias en el mundo, en la incapacidad de los padres de acceder a puestos de trabajo, reales, dignos, decentes, y si bien no todos los niños trabajadores viven situaciones económicas precarias, el factor económico es central para que en una familia haya niños trabajando. Existen causas económicas, culturales, políticas muy complejas.

Por ello creemos necesario destacar, que poner en la educación el peso de la respuesta al trabajo infantil puede leerse como una manera de sacarse el problema de encima frente a las causas más estructurales y profundas que sostienen esta situación. Cuando un pueblo permite que los más pequeños, que tendrían que ser los más cuidados, aporten o sostengan con su trabajo la economía familiar, hay que ofrecer muchas, variadas y efectivas soluciones para revertir el escenario.

En este contexto, pretender que la educación sea la respuesta acertada al trabajo infantil, no nos parece lo más acertado, porque no es una, son múltiples las intervenciones que deben llevarse a cabo para la contención de este colectivo de chicos, chicas y adolescentes que ocupan su tiempo en realizar estrategias de supervivencia para ellos o su núcleo familiar.

La escuela es un actor fundamental, tiene mucho que decir y aportar, pero no es la respuesta al trabajo infantil.

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